María es Madre de Misericordia, porque cuando estaba en el Calvario a los pies de la cruz de su Hijo, ha hecho posible de manera excepcional la propia participación en la revelación de la misericordia de Dios con el sacrificio de su corazón. Por eso María es la que conoce más a fondo el misterio de la misericordia de Dios. Sabe su precio y sabe cuán alto es (cfr. Dives in Misericordia 9).

María también a través de la participación escondida y, al mismo tiempo, incomparable en la misión mesiánica de su Hijo, ha sido llamada singularmente a acercar a los hombres al amor que Él había venido a revelar (cfr. Dives in Misericordia 7).

María es Madre de Misericordia, porque habiendo sido elevada al cielo intercede por nosotros ante Dios, para obtenernos de Su misericordia todas las gracias que necesitamos para nuestro peregrinar por esta tierra. Tal como lo hizo en las Bodas de Caná, al interceder ante Su Hijo por los novios a quienes se les había acabado el vino, sigue intercediendo desde el cielo por las necesidades de todos los hombres para obtener el vino nuevo de la misericordia, la gracia y la santidad de Dios